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Escrito por Paula Cebrero
0:00

Siempre espero algo más, siempre busco algo real,
es por eso que no puedo dejarte ir, aunque me equivoque, sé que estás ahí.
Los colores de tu piel es todo lo que yo quiero ver,
esa piel canela que no me deja de sorprender.

Tienes la facultad de hacerme feliz con lo más mínimo que puedas hacer
o decir, no importa que tan largo sea el camino, sabes que siempre estaré
ahí para ti. Yo sólo quiero felicidad y amor en el que me pueda refugiar,
no espero nada más, por eso déjame tocar tu puerta una vez más y abrazarte
tan fuerte como si no hubiese otra oportunidad.

Ya no sé lo que está bien y lo que no, contigo pierdo la noción del tiempo y
la razón. Nunca son palabras al azar, deberías saberlo ya. Mi vida no es un juego
de ajedrez, no existen ganadores ni perdedores por que esto no es un juego,
no para mí.
Dime lo que piensas y te diré lo que tengo, regálame esos momentos que
conservaré como eternos.

Tu piel es el cielo y mi pecado también.

Escrito por Paula Cebrero
23:07

- Cuando un perro vagabundo me acompaña en cualquier caminata

- Cuando exhalo vapor en un día con sol en pleno invierno

- Cuando tu aroma se queda en mi piel

- Cuando llegas con esa melodía que me hace estremecer

- Cuando al mirar las nubes puedo crear figuras de algodón que sólo yo puedo ver

-Cuando lo que escribo se convierte en mi mejor canción

- Cuando mi dislexia se vuelve incontrolable y todo lo que digo sale al revéz

- Cuando te abrazo y sabes lo que quiero decir

- El aroma a la tierra húmeda después de llover

- Papel y lápiz para escribir lo que no puedo decir.

Escrito por Paula Cebrero
0:03

Después de mucho caminar y pensar pude darme cuenta de eso que
me hace tropezar.
Estoy molesta todo el tiempo y hasta eso me llega a molestar. Es como
si todo siempre saliera mal y no tuviera la fórmula para poderlo cambiar.
A donde sea que vaya siempre hay gente a mi alrededor, conocen mi nombre,
mis gustos, pero no mis temores cuando baja el sol.
Paso horas de mi vida pensando en lo que pude haber hecho mejor, y otras
tantas cuestionándome por qué te es tan difícil darme amor.
Después de tanto pensar es inevitable sentir ganas de llorar y se ha vuelto
un hábito que no puedo controlar.

¿Qué se supone que debo decir cuando todos me preguntan “como estás”?
He aprendido a ocultar muy bien mi verdad, pero cada día que pasa se
hace más difícil de sobrellevar.
Siempre oculto mis debilidades, como las que afloran cuando todo pierde sucolor.
No quiero pensar otra vez en lo que pudo ser y no es, o cómo alcanzar
la meta que está escrita con tu nombre esta vez. Es agotador intentarlo, pero
es aún más frustrante que tú ni siquiera puedas notarlo.
Después de todo, es tan sencillo hacerme feliz, no tienes que tomarte
mucho tiempo para poderlo descubrir, sólo mírame y date cuenta que yo
también estoy aquí.

Mis brazos están abiertos, pero no tengo a quién abrazar; mis labios dicen
te quiero, pero no hay quién lo pueda escuchar, y mi corazón se hace
pequeño cuando no hay a quién amar.
Después de mucho caminar y pensar pude darme cuenta de eso que
me hace tropezar.

Escrito por Paula Cebrero
1:49

Escrito por Paula Cebrero
14:46

Escrito por Paula Cebrero
17:42

Escrito por Paula Cebrero
21:07

Sus ojos brillan y no es de felicidad, sus manos tiemblan y no es
por la humedad. Su piel se hidrata con el rocío que ella misma le da.

Hoy es uno de esos días donde las posibilidades desaparecen y
las palabras no se dejan escuchar. Buscas excusas para sentirte mejor,
pero sólo consigues oír la melodía más triste que te haga llorar. Es irónico
cómo la vida te hace desear lo que quieres evitar. Llorarás por cosas feas y
cosas bellas, por errores y sueños escondidos o nunca entregados.

Tus sentidos están a flor de piel y no sabes cómo controlar tal emoción.
Escapar dejó de ser una prioridad, pero si una posibilidad. ¿Qué será lo
más sensato para alguien que perdió la fe? ¿Puedes acercarte y decirle lo
que debe hacer? La falta de un viaje es miedo y coraje que te hace retroceder.

Mis ojos brillan y no es de felicidad, mis manos tiemblan y no es por
la humedad. Mi piel se hidrata con el rocío de yo misma le doy.

Escrito por Paula Cebrero
0:43

Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados,
pero Paula no podía soñarlos a todos, no había manera.
Uno de los sueños, desconocidos, se recomendaba:
- Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar.

Hacían la cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados,
pero Paula reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado,
y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches
de mucho volar.

Paula soñó que se dejaba los sueños olvidados en una isla.
Entonces él recogía los sueños, los ataba con una cinta y los guardaba.
Luego la llamaba por teléfono y le preguntaba: - ¿Qué hago con tus sueños?...
Los sueños se marchaban de viaje...
Paula iba hasta la estación de ferrocarril y desde el andén nº 85,
les decía adiós con un pañuelo.

Escrito por Paula Cebrero
22:53

Escrito por Paula Cebrero
1:22