
Puedo no ser la mujer que esperes que sea,
puedo aspirar a lo que tú no y hasta puedo pensar como tú,
¿y eso te aterra verdad?
Tu problema está en no mirar a través de mis ojos,
los mismos que te queman cuando te acercas demasiado,
pero no sabes que puedo morder con sutil desprecio sobre tu piel
y tu boca, para que aprendas a tratar a una mujer y de paso
aprendas a callar cuando tu voz no es más que un estorbo inecesario.
Siempre he esperado más que una ilusión, pero contigo es imposible
sentir más que eso y no quiero ser yo la que te diga el por qué,
aunque después de estas lineas pudieras descubrirlo con facilidad,
si es que tienes inteligencia suficiente y llegas a entender lo que siento.
Ahora sólo déjame sentir el calor del hielo sobre mi piel,
ese que tú nunca me harás sentir y lo que nunca puedo pretender esperar de tí.