Pareciera que vivimos en mundos separados, ustedes con su vida y yo por cualquier lado.
No puedo creer hasta donde hemos llegado, estamos tan cerca, pero me siento tan lejos de sus manos.
No quiero esto para mí, pero ¿qué puedo hacer después de todo lo que ya viví?
Estoy aquí, mírenme, ¿no me escuchan gritar? Mi voz se desgasta cuando lo quiero intentar.
La línea que nos separa se agranda cada día más, somos casi extraños compartiendo el mismo lugar. Quiero decirles tantas cosas que no sé por donde empezar, sólo necesito que me escuchen, no quiero más frases al azar.
No puedo olvidarme de lo que somos, pero todo parece tan irreal. Aunque escriba todo lo que siento nunca será suficiente para borrar y olvidar.
Todo parece ser una gran pérdida de tiempo si miramos hacia atrás, todo ha sido en vano desde que llegamos y no supimos cómo actuar.
Cuando abro mis ojos y no los encuentro, cuando necesito sus manos y no las tengo, cuando necesito sus consejos y los escucho desde lejos. Es cuando me pregunto ¿qué hemos hecho mal?
¿Qué hemos hecho para mirarnos a los ojos y no reconocernos?, ¿qué estamos esperando para contar nuestros secretos?
No puedo seguir si no los tengo, no puedo vivir sin saber que estamos unidos.
Esto es lo mejor que puedo hacer, pero ante sus ojos es el mundo desconocido de su hija que busca formas para no desvanecer.
Pero aunque escriba todo lo que siento nunca será suficiente para borrar y olvidar.